
Partamos esta vez de la palabra símbolo. Recordando las clases de semiótica, y a las postulaciones de Peirce, símbolo es todo signo que posee una relación parcial o arbitraria entre su significado y significante. Dicho de otro modo, símbolo es un ente perceptible (que puede ser apreciado por los cinco sentidos) con rasgos asociados, no-perceptibles, por una convención socialmente aceptada. Entonces, encontramos una bandera de color roja impregnada con las imágenes de la hoz y el martillo. Para una persona ajena a la realidad de la izquierda estos signos no significan mucho; sin embargo, para personas con cierta experiencia, en el tema, aquellos transmitirán no la idea de un martillo o de una hoz por separado si no la idea del comunismo y/o socialismo. Esa relación de ideas, procesadas en nuestro cerebro por una experiencia previa y continuamente expuesta por nuestro entorno, es lo que se denomina una convención socialmente aceptada. Algunas organizaciones promueven símbolos que los representan; existen, también, unos que son referentes a una variada gama de asociaciones cómo la artística, política, comercial, deportiva, cultural y religiosa.
¿Se preguntarán por qué toda esta introducción?
Esta se debe a la cercanía de una de las festividades más populares e importantes de la humanidad y dónde diversos símbolos se aprecian con una gran frecuencia. Esta celebración o festividad es conocida como…
La Fiesta de Navidad
También conocida como la “Natalis Domini” es la celebración de la llegada del hijo de Dios cómo salvador de toda la humanidad. Esta celebración tiene una riña constante por lo que puedo denominar “derechos de importancia” con la Epifanía.
¿Qué es la Epifanía? No es más que la llegada de los reyes magos al pesebre de Jesús donde se simboliza (palabrita que ya deben de conocer bastante bien) su conocer al mundo.
Según los escritos bíblicos, y alguna bibliografía en la que me baso, la Navidad fue instituida por la Iglesia en el siglo IV en Roma. Si bien la fecha no es del todo exacta se acostumbra a celebrase, al menos en occidente, todos los 25 de diciembre. Ya que somos los occidentales los que celebramos la Navidad de una manera muy especial, inclusive puede llegar a pasar por homogénea, mencionaré algunos de los símbolos más característicos de ella en esta parte del mundo.
Grande, adornado y siempre en un lugar representativo del hogar se encuentra el famoso Abeto o más conocido cómo árbol de Navidad. Se dice que este es la representación del árbol del Edén y del fruto de la salvación. Por otro lado, árboles de muy similares características eran venerados por antiguos nórdicos paganos; sin embargo, para librarnos de todo tipo de dudas a cerca de su autenticidad católica/cristiana desde ya hace unos años el Vaticano cuenta con similares (los cuales son verdaderamente imponentes).
Uno de mis símbolos favoritos, si de marketing se trata, es el regordete y grande Papá Noel. Este personaje está basado en San Nicolás y según escritos era una persona que protegía de las tormentas a los marinos, defendía a los niños y daba regalos a los pobres. Una versión moderna de Papá Noel es establecida por holandeses que la trasmiten a todo el mundo a través de sus colonias; sin embargo, fueron los norte americanos los que de alguna manera “decoraron” la imagen de este personaje. Es en esta época en dónde se crea la historia del polo norte, sus renos, duendes, etc. “Coca Cola Company” es la organización que crea la imagen más moderna y popular de Papá Noel, además de publicitarla por todo el mundo. Se convierte, entonces, en una estrategia de marketing y no sólo para la mencionada organización si no, también, para numerosas jugueterías. Resaltaré que esta leyenda tiene su inicio en un santo por lo que la iglesia católica debería rescatar algunos valores del “marketero Papá Noel” cómo la caridad, generosidad y alegría.
Terminando con los símbolos navideños está el pesebre o “nacimiento” muchas veces, desde mi punto de vista, dejado de lado cuando guarda más relación con la esencia de la festividad en si. La historia del pesebre se debe a San Francisco de Asis quien fue el que tuvo la idea de reproducir el lugar donde había nacido Jesús. Lo curioso de ello fue que el mencionado santo se ponía en el lugar de cada uno de los personajes, qué había formado en su pesebre de tamaño original, para tener las diferentes perspectivas de cada uno de los presentes en el nacimiento del “salvador”.
Si bien en la Navidad podemos encontrar más símbolos (la cena navideña y la música por ejemplo) hallé en ellos tres los más resaltantes. Pero en si ¿qué podemos esperar de la Navidad? Ella es la oportunidad para representar, más concretamente que otras veces, el deleite por el dar y recibir, el gozo de convivir, la alegría de saber que existes para alguien, la complacencia al abrazar a determinada persona y la satisfacción de gritar te amo.
No quisiera terminar esta entrada, por cierto la última del blog en el año, sin desear unas felices fiestas a todos mis amigos y seguidores. Un especial agradecimiento a Rita, Carlos, Gaby y a mi señora madre por el apoyo desinteresado y significativo hacia este servidor. Gracias a ustedes, y a los lectores en general, se hace posible que la aventurilla esta tome forma y color mostrándose cada semana más firme y dándose a conocer como el único y especial Descolorando Ideas.
PD: Para terminar y no destruir las costumbres de esta época del año dejo un pequeño video-tributo a mis amigos. Es algo hecho con mucho cariño a pesar de la carencia de material y la baja calidad de video No sólo va dedicado a las personas que aparecen en él, si no a todos en general.
Un abrazo muchachos y hasta otra descolorada… que será hasta después de las celebraciones.
(imagen: Víctor Hugo Mira)